La foto recrudece a cada mirada de Marcos, no sabe ni por qué la ha guardado tanto tiempo, recuerda que le llegó en un correo electrónico, tan ajena al resto de la serie como parece ese icono que reza “1006” en el escritorio de su laptop, lleva casi diez años trasladándose de una computadora a otra, cada vez vuelva a buscar ese archivo y pegarlo en el escritorio. “¿Por qué?” No sabe, no quiere saberlo, nada más entiende que sólo necesita verlo de vez en cuando, seguir la mirada de ella buscando sus ojos y él, esquivo, perdiéndose en alguna distancia entre los vasos de cerveza negra mientras la mano sostiene un cigarrillo humeante, seguramente dibujando un círculo de impaciencia y ansia. ¿Ansia de… Marcos, ansia de…? ¿Por qué tus ojos esquivan esa mirada? Ve, otra vez, otra de tantas veces, esa sonrisa apenas esbozada que complacería si sus ojos, si sus esquivos ojos, tan sólo decidiesen fijarse en esa mirada.
“No quiero verte hasta penetrarte, no quiero verte hasta fundirme en tu cuerpo, no, hasta que puedas devolverme ese pequeño suspiro ante la penetración irreparable, no quiero ver tus ojos hasta el instante previo en que los cierres para, en un suspiro, ofrecer tu boca a la mía, no quiero”, se repite hasta casi creerlo. “Y, aún así, me sonrojaría en ese instante donde tu mirada pudiese realmente verme”.
Es tan sólo una foto, ni tan siquiera eso, un archivo de imagen que años atrás enviaron en una serie, el post de alguna actividad. “¿Cuál era?”, se miente al preguntar, sabe que recuerda cada detalle, cada sonido de aquella voz que, simultáneamente, lo aletargaba y sumía en el ansia, aún hasta palpita con aquel beso de la mejilla con que se despidieron y en su propia mano siente la tibieza del tacto sobre ese hombro desnudo cuyo índice ahora busca anhelar recorriendo la imagen reproducida en la pantalla. No es más que una foto, hasta menos que eso, pero…
- No me atreví, quizás… Quizás te hubiese amado.
No Response to "Una foto"
Publicar un comentario