lunes, 15 de marzo de 2010
Primer acto de Payaso
El Payaso deambula los escasos doce metros cuadrados de esa habitación, quiere observar por la ventana, corre apenas la cortina y no se atreve, de refilón, tan sólo, de un refilón alcanza a observar la pesadumbre de la Noche que es lo único que parece recordar. “¿Hubo el Sol?”, descerraja entredientes. “¿Hubo el Sol o tan sólo siempre fue la Luna inmensa, inmóvil e incandescente?”
Ha visto el Sol, sabe que ha visto el Sol, alguna vez, alguna vez… Lo recuerda, un brillo rojizo que arde sobre la piel, sí, lo ha visto y lo ha sentido, el Payaso sabe que el Sol existe… “En algún lugar, en algún tiempo, existe”
Quizás el cielo de esta eterna la Noche pueda correrse como un telón. ¿Qué es un telón? No sabe, pero sabe que sabe su existencia, apenas puede contestarse que un telón es algo que se corre como la cortina de su ventana, pero aquello no es ni tan sólo un recuerdo, es un simple sensación, algún resquemor que ha quedado en su piel antes de... ¿Antes? Tampoco sabe si hubo un antes a la Noche, simplemente es un impulso que electrifica su carne, quizás no sea más que una alucinación y no un recuerdo, esa idea que lo asalta, esa sensación de el Aire que inhala por su nariz hasta que llenase cada uno de sus alvéolos, el Aire que retenía hasta exhalarlo suavemente por la boca. Decide salir a encontrar por dónde se abre el telón. “No puede ser sólo imaginación”, repite hasta creérselo y decide salir a buscar el Aire.
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