domingo, 21 de marzo de 2010

Los Cuerpos

Posted on 4:41 by Jorge

El Payaso cubre lentamente su piel con las capas de pintura, no sabe si es esto pero se aferra a esta práctica con enajenación, cree con pura desesperación que esa sutil barrera es lo que ha impedido que él también sea uno de los Cuerpos que chocan erráticos cuando se aventura a el Exterior que se cierne fuera de los escasos doce metros cuadrados de su habitación. No necesitan ni quieren nada, los Cuerpos, no pueden, sencillamente no pueden con sus carnes consumidas y aquellos huecos tan profundos como negros que portan donde debieran existir ojos y bocas, ni tan siquiera logra distinguirlos con alguna facilidad, sólo algún rasgo en el andar de un Cuerpo, cierta diferencia de altura, pero, por lo demás, los Cuerpos le resultan indistinguibles.

Cree, realmente no sabe, pero cree que hay Hombres Cuerpos y Mujeres Cuerpos, asume, no sabe bien por qué, que dicha razón es la que genera que algunos Cuerpos, supone que las Mujeres Cuerpos, engorden ocasionalmente y tiempo después repitan su errático deambular en el Exterior muñidos de otro Cuerpo, pero, esta vez, un Cuerpo más pequeño, casi insignificante en su tamaño y que parece depender total y absolutamente del Cuerpo que lo sostiene en brazos.

Quisiera poder preguntarle a un Cuerpo que significa tal cosa, pero es inútil, sólo emiten una suerte de sonido agudo que no comprende y, además, le daña los oídos, quizás, esa agudeza sea necesaria para traspasar esa dejo de carne putrefacta que portan donde él posee sus orejas, quizás sea eso, pero a él, ese sonido lo daña y no puede comprenderlo, lo intenta pero no logra hacerlo. Quiere y no quiere, el Payaso, desea y no desea. Si pudiese vivir como los Cuerpos, quizás, no se sentiría tan sólo y ausente, quisiera deambular como los Cuerpos, abarrotarse como ellos en las tiendas para dejar a montones esos papeles numerados, muñirse de objetos tan inútiles como esas cajas eléctricas que emiten imágenes y sonidos absurdos, tan absurdos como los Cuerpos que se agolpan frente a ellos… Los Cuerpos son tan ciegos como sordos, nada pueden apreciar de esas cajas eléctricas, o… El Payaso, a veces, supone que emiten una suerte de energía, una… ¿Radiación? No sabe bien que quiere decir esa palabra, pero le surge de algún lugar, del mismo lugar de dónde sabe de el Sol y de el Aire, de ese sitio también proviene esta palabra que ahora descubre, o, redescubre, no sabe y no quiere pensar en ello, es algo que lo confunde… Es una radiación, lo que sea que eso sea, esto pareciera atraer a los Cuerpos, les obliga a cesar su andar errático para echarse aletargados frente a las cajas eléctricas… ¿Allí vio el Sol? Quizás, en ocasiones, no puede evitar ser atraído por los vívidos colores y suaves sonidos que emiten las cajas eléctricas, cree, algunas veces, que allí vio el Sol… Pero no, el Payaso sabe su sensación en la piel, el leve ardor que acompaña a la imagen que su cabeza constantemente retiene de el Sol. El Sol ha de existir, en algún lugar, en algún tiempo, ha de existir.

Completa el rito de pintarse el rostro, capa tras capa de pintura blanca y el rojo sobre su boca y sus ojos para protegerse… ¿Protegerse? El Payaso prefiere creer que esto es lo que lo protege de ser uno de los Cuerpos, que de alguna forma esta pintura lo aísla, que ella impide que el Aire pútrido de la Noche reseque sus carnes como la de los Cuerpos, no sabe si es cierto, pero se aferra a la creencia. Cubre su cuerpo con las ropas raídas que no sabe de donde han salido y toma el pompón de plástico rojizo que encontró alguna vez que no recuerda, toma el pompón y se lo coloca sobre la punta de su nariz, parece ajustar perfectamente, cree que esto disminuye la cantidad del Aire que inhala, cree que esto es la última barrera a ser uno de los Cuerpos, lo cree desesperadamente, no sabe por qué, pero simplemente lo cree.

Respira por última vez en los escasos doce metros cuadrados de su habitación y atraviesa la puerta que lo separa de el Exterior.

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